El té es, a día de hoy, la bebida más popular en el mundo después del agua, según Naciones Unidas. No es sorprendente que Tea Shop, una firma española fundada en los años noventa por un sueco, Per Sundmalm, y que empezó en una humilde tienda de 200 metros en Travessera de Gràcia (Barcelona), ahora cuenta con 114 tiendas en distintos rincones del mundo.
Tea Shop, propiedad de East West Company y con operaciones en cuatro países, es la prueba de que el té, el otro rival cafeinado al café, es rentable. La empresa ha logrado facturar cerca de 25 millones de euros al cierre de este último ejercicio y cuenta con 177 empleados. Sus ventas han resistido a la pandemia y a la crisis inflacionaria. Para este año la firma prevé que aumenten un 11,9% en España, hasta los 21 millones.